viernes, febrero 04, 2005

CURSOS DE ZEN

CURSOS DE ZEN
Ella esta en casa,
jugando con su sobrino de 5 años,
viendo sus programas de tv favoritos
y esperando a que suene el teléfono.
Es budista,
ora por las noches,
por las tardes
y asiste a cursos de Zen,
yo estoy tan lejos de ella,
como la sobriedad de mi;
he soñado con ella.
y quise que terminara,
ella estaba mi lado,
me humillaba,
me hacía mierda,
no me importaba,
era solo un sueño…
Sin embargo, ahora,
Grissel está frente al televisor
esperando noticias sobre mi muerte.
Y no he muerto,
pero preferiría,
a estar noche tras noche soñando con ella
con esa risa burlona y su cabeza rapada.

Colocó las monedas en la ranura del jukebox, con gran “dedicación” seleccionó la canción, miró su reloj, hizo sus cálculos y pacientemente se dirigió hacía la barra. Le habían servido un vodka con jugo de uva, lo hizo a un lado y extendió el periódico que arrugado traía en el bolsillo trasero de su pantalón. Marcaba algo con uno de esos gruesos plumones fosforescentes y de reojo miraba cuántas canciones faltaban para la suya. Comenzó a sentirse nervioso, pronto serían las 6 pm; intentó marcar un anuncio sobre “cursos de Zen” pero el plumón parecía seco, remojó la punta en su danzka con jugo de uva e intentó de nuevo, el plumón estaba estropeado, con un cuchillo para la mantequilla marcó un cuadro sobre el periódico y se guardo perfectamente el anuncio. Ya eran las 6 en punto, la canción no comenzaba y ella aún no llegaba con su espectacular cabellera larga. Las canciones que salían del jukebox le parecían aburridísimas y su vodka tan tibio que pidió un refresco de cola muy frío; por fin su canción comenzaba a sonar, él, cerro los ojos, tomó el vaso y lo pasó por su frente, necesitaba calmarse y decirle a ella que lo había conseguido. Durante toda la canción mantuvo los ojos cerrados, con un popote tomaba de su refresco frío de cola y se le escapaba uno que otro “suspiro” de desesperación.

A ella no le gustaba ese bar, el olor, la gente, “las vibras”, pero también tenía algo que decirle, ella también lo había conseguido… Grissa entró muy desconfiada esperando no ser objeto de gritos y miradas soeces, sin embargo, el lugar estaba triste, el de la barra desganado la “barrió” un poco y siguió pasando un sucio trapo por dentro de los vasos de cristal. La canción terminó, Luis abrió los ojos y molesto sacó el anuncio que había guardado y lo arrojó hacía un cesto de basura; al girar hacía la barra para seguir bebiendo de su cola fría se “encontró” con Grissa; Luis hizo gestos y el vaso se le resbaló, los hielos se deslizaron hacía los pies de ella y el “sonidito” del cristal chocando con el pegajoso piso hizo que un par de ratones salieran corriendo y se atrincheraran bajo el jukebox. Grissa se había rapado, tomó la decisión cuando vio la portada de un libro del Dalai Lama, su cabello no era brillante ni muy cuidado, pero era largísimo y eso le gustaba a Luis.

Grissa estaba empeñada en las cuatro nobles verdades del budismo: 1) La verdad de la existencia del sufrimiento; 2) La verdad de que el sufrimiento tiene una causa, el deseo; 3) La verdad de que si eliminamos esa causa se elimina el sufrimiento; y 4) La verdad de que para eliminar esa causa, existe el noble sendero. Luis pensaba en lo cierto de que "la existencia es sufrimiento", incluso le gustaba el Zen, pero raparse le parecía excesivo.

El mesero no hizo nada por juntar los pedazos de vidrio, siguió “lavando los vasos” y sirviendo bebidas; Luis no pudo articular palabra, solo la observaba, Grissa pasó la mano por su cabeza y le dijo a Luis -------Lo logré, soy Budista, creo será el fin entre nosotros… --------. Sin mirar hacia la barra Luis buscó el vaso de vodka con su mano, lo encontró y de un trago se bebió esa cosa caliente.
--------Yo también lo logré, gané un concurso de poesía, es poco 150 euros… pero lo hice.
-------Me da gusto Luis, lo lamento, Marcela y Manuel están esperando en el auto.
------- Esos de nuevo, siempre preferiste a tus budistas, ve a follar con el dharma.-------

Grissa con toda la paciencia de una Budista lo miró con desprecio y alcanzó a susurrar ------pobre…---------. Luis se quedó parado, vio como Grissa salía y se avergonzó de estar buscando un trabajo y unos cursos de Zen.

FOLLANDO CON EL DHARMA
Llevo sólo 3 días sin bañarme,
sin quitarme los calzones tiesos por el semen,
mañana tenemos una lectura
y Grissel ni si quiera desde Torreón está conmigo,
yo tenía cierta confianza en el budismo que ella dice practicar,
y ahora por ciertas "reglas kármicas" el Zen ha decidido enloquecerla
y a mi me ha mordido los testículos.
Y Grissel ya no quiso seguir conmigo porque,
Manuel, Marcela, Buda, el Samsara
y el pendejo que le imparte sus cursos no soportarían verme tambaleándome,
orinando en plena plaza de la constitución,
cayendo en la fría loseta del baño llenando mis manos con agua del retrete;
y no me gusta hablar de alma,
pero creo que se ha quedado en una carretera
o en el "gran hotel Bamer"
Grissel la dejó allí y prefirió follar con el Dharma
y si le da tiempo lo hará con Manuel, Marcela
y con aquel pendejo loco que ora en la casa tibet.
Y ahora que le diga que de nuevo está volviendo esa terrible urticaria a mis brazos
no aguantará más y se soltará llorando pensando en lo bien que se siente sin mi.

2 comentarios:

GriSz dijo...

hola !
mmm estaba buscando "gente importante" con mi nombre (tarea u.u) y di con tu blog !

me gustan tus escritoss =D ! , como decimos por acá: tienen estructura sólida xDD

bueno.. saludoss, seguiré buscando =S

Danelo dijo...

Sublime.
Me ha parecido muy sentido, ese decadente tono y desgarradoras emociones... aunque es posible que la razón sea que en este momento de mi vida, me debato con un gran dilema que impregna mi existencia.

Todos y cada uno de nosotros anhelamos dejar de sufrir. El budismo nos dice que el sufrimiento se erradica erradicando el deseo. No obstante, si no deseamos nada, ¿podemos sentir? Es posible que en realidad lo que anhelemos sea sufrir y gozar, sea esa montaña rusa donde hoy nos sentimos los reyes y mañana los mendigos. Por lo tanto somos adictos a nuestro propio sufrimiento.

No obstante, todos aquellos que viven en sus comunidades budistas, aquellos que se van a vivir al Tíbet, parece que encuentren allí el único camino hacia la felicidad. ¿Es posible que cuando realmente se conoce el camino se puede llegar a ser feliz y libre?

He tenido cierto contacto con referentes de religiones/filosofías orientales. Encontré en su momento un gran camino que descubrir que tal vez daría respuesta a mis preguntas. A su vez, junto a ciertas experiencias míticas relacionadas con LSD, y grandes dosis de amor tras encontrar a la que yo consideraba mi musa definitiva, llegué a un estado nirvanal en el que me sentía feliz, pleno, libre, con grandes expectativas ante la vida. Solo quería soñar, conocer, amar, todo contratiempo era nimio al lado de mi energía positiva.

No obstante, mi musa tubo que partir a otra ciudad bastante lejana, y tras algunos meses sin vernos, ella se enamoró de otro. Yo pensé que tras haber descubierto la supuesta fórmula de la felicidad absoluta, este hecho no tendría ninguna repercusión en mi estado de ánimo. Pero cuan equivocado estaba. Una larga serie de altibajos emocionales me llevaron a un profundo estado de crisis existencial, en la que ahora mismo me encuentro, llegando a la conclusión tras una larga reflexión de que todos mis estados han ido ligados a las relaciones amorosas. En las únicas 3 ocasiones en las que pensaba que había encontrado a la persona perfecta para mí, he sido abandonado. En las tres ocasiones me encontraba en el estado nirvanal, seguido del estado depresivo.

Por eso hoy me pregunto y me pregunto si eso que prometen los grandes sabios orientales es realmente la solución, erradicar el deseo. No obstante, si no deseamos nada, ¿no es como si estuviéramos muertos? No se... hay demasiado que decir al respecto.